Historia de un Narco, Cap.3

Puedes leer el capítulo: Historia de un Narco Cap.1  ; Historia de un Narco Cap.2

Después de aquella cena y de habernos contando cosas que hasta ahora no nos habíamos contado, el se fue a dormir al camarote y yo me quedé navegando una hora más y cuando empezó a aparecer el sueño y el cansancio, me fui a mi camarote y me eché sobre la cama hasta que caí rendido al sueño.
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3 de Agosto, 1996

Sonó la alarma del reloj y me desperté a la sorpresa de que Sánchez ya estaba despierto y justamente lo vi poniendo en marcha el barco, le pregunté qué hacia, que estaba malo de la mano y que se haría daño. Él me dijo que ya estaba mucho mejor y que podría navegar el  unas horas, que me dejaría descansar a mí. Yo confié en él y le dejé los mandos y enseguida se puso a navegar mientras que yo prepararía el desayuno. No hice un gran desayuno, unos simples sandwiches mixtos y un zumo de naranja para cada uno, con eso bastaría hasta la hora de almorzar.
Le pregunté que cómo iba su mano, él me dijo que le molestaba un poco pero que podía seguir conduciendo un rato más, así que me puse en ver la televisión. Para variar, no sabía donde estaba el mando a distancia y lo estuve buscando más de 2o minutos, hasta que lo vi puesto entre unos libros en una pequeña estantería del salón. La encendí y estuve haciendo zapping hasta que vi las noticias de la mañana, me acerqué a la televisión como si tuviera miopía y en el boletín informaba:

" Se encuentran en busca y captura dos narcotraficantes que navegan por la costa mediterránea, todavía no han sido identificados, su destino es Italia y los equipos de seguridad y la Guardia Civil están en su búsqueda desde esta misma mañana, aunque se desconoce su paradero, lo que sabemos es que partieron desde el Puerto de Gibraltar con más de cuatro mil kilos de hachís"

Le grité a Sánchez que bajara enseguida para que viera la televisión, corrió para abajo, vio lo que quedaba de avance, nos miramos fríamente con cara de preocupación, no era para menos, le tartamudeé " Estamos perdidos ". Empezamos a volvernos locos, venían a por nosotros aunque no sabían quienes éramos ni donde estábamos teníamos que actuar rápido y bien. Él no hacía nada más que pensar en sus abuelos y en sus padres y yo en Alejandra, no querría que esto ocurriera nunca pero estaba sucediendo. Teníamos que mantener la calma y no enloquecer. " ¡Tenemos que salir de esta como sea, Pedro, como sea!" me cogió de los hombros fuertemente, ya parecía que su mano estaba muchísimo mejor y nos miramos cara a cara y le dije " ¡No podemos rendirnos, piensa en todo Sánchez!". Reduzco la velocidad el barco y pensamos en idear un plan para salir de esta en lo que sólo los dos nos habíamos metido. Pensé en llamar a Alejandra pero lo pensé mejor y era mejor no preocuparla, así que nos pusimos a debatir en qué deberíamos hacer para salir impunes y poder regresar sanos y salvos.