Carta de despedida.

Además de una carta de adiós, es la historia de un amor, que fue y se marchó.

  Yo acaba de salir de una relación, mas bien, mi primera relación amorosa, mi primer beso, mi primera novia. Ella vivía en una barriada cercana a la mía y los fines de semana iba a verla, paseábamos, nos reíamos, cosas que no se olvidan y menos siendo la primera vez. Aquella relación salió mal parada, yo no comprendía el por qué de su decisión, pero al cabo de casi dos meses, lo que hubo, se consumió.
  Después de esa relación, sentía que me había sabido poco esos menos dos meses con ella, así que quería buscar una nueva ilusión, en la que rellenar el hueco que tenía mi corazón. Ésta ilusión no tardó mucho en llegar, febrero, solo le bastó una noche para poder conquistarme con sus ojos, con sus miradas. Esa noche cambió mi vida durante casi dos años, no se la magia, el hechizo que cayó sobre mi alma inocente, era todavía muy niño y no sabía de las mentiras que usan como una arma, arma de cobardes. Me enamoré ciegamente,sin saber todo lo que me iba a pasar, fueron tantas noches de dolor, de impotencia, de rabia, de tristeza, de melancolía.
  Pude besar sus labios si, y maldito fuera el día que lo hice, viví durante muchos meses con una vaga y ciega ilusión que me mataba poco a poco. Yo siempre he sido muy nervioso, un poco más que todos creo yo. Mi estómago se cerraba siempre que ella inundaba mis pensamientos, mi inspiración se volvía infinita gracias a la ilusión que rondaba por mi cabeza. Fueron muchas las veces que dije "La voy a  olvidar", pero todas inútiles. Hubo días que pensaba que todo era mejor borrar, pero hubieron días que solo despertaba con la imagen de su sonrisa en mi despertar, la imagen de hacer cambiar algo que nunca pude hacer cambiar. Mi vida se convirtió en una mentira que para mi sería mi condena.
 Pero ya todo esto se acabó, ya logré quitarme la venda que tenía, ya logré salir de mi propia prisión, y aunque tuve que romper una amistad, ahora me siento otro, me siento libre. Ahora solo quiero que me trates como a un extraño que pasa por la calle sin conocerlo, quiero que me veas como a un desconocido, no quiero ni siquiera tu amistad, y en esta carta te digo adiós, hasta siempre, gracias por haberme enseñado esto, gracias por hacerme más fuerte.