Sueños de amor, la verdad.

Cuando piensas en el amor, cuando piensas en aquella chica que imaginas tan perfecta, que tantas veces fue confundida, con todas las cualidades que tú deseabas y buscabas perdido en la calle.

Esos ojos brillantes, verdes, que al ser vistos por el sol resplandecerían en tus pupilas. Ese cabello, largo, suelto a las manos del viento que tan bien olía al solo pasar por su lado. Esos labios, que se vestían de rojo pasión en cada fiesta y que tan ansiados estabas de poder besar. Su cuerpo, que al desaparecer al final de la calle no perdias de vista hasta que se eclipsaba por las esquinas del pueblo.
Entonces pensabas, querías, y deseabas estar con ella, poder compartir con ella muchos momentos, abrazarla cada día y acompañarla hasta su barrio entre sonrisas y miradas.

Todo esto era tu sueño, el despertar de cada día y lo último en lo que pensabas al dormir. Aquella era tu felicidad, tan buscada durante años. Años en los que el instituto, los problemas familiares eran el pan de cada día. Tras aquellos largos años te das cuenta que tu adolescencia se va quedando atrás y que nunca volverá. El niño inocente y que evitaba problemas ya ha crecido y no resulta tan niño, aunque todavía corra detrás de las palomas por el parque. Después de todo este tiempo pasado, de haber tropezado una y otra vez, te acabas cansando de buscar el amor y decides no hacerle caso al corazón. Vives aventuras de una sola noche con alguna chica que conociste en el bar y acabas llevándola hacia su casa por la mañana para despedirte, sabiendo que rara vez coincidirás con ella en una noche de besos.

Entonces es cuando te acostumbras a vivir esa clase de vida, ir y venir de un lugar distinto cada noche, aparcando tus sueños, despreciando a tus propios sentimientos y pasando noches cada vez más parecidas pero con distinta protagonista. Te vas acostumbrando a esto, incluso piensas que podrías estar esquivando tus entrañas y poder vivir así. Pero justo en ese momento, la ves y sientes algo dentro de ti que antes no había ocurrido.

La ves, la miras y las observas y te das cuenta de que es ella, como en tus sueños, tal y como la habías imaginado. Ahí te empiezas a plantear y piensas el ¿por qué no? Porque no lo intentas y sacas ese chico romántico y soñador que antes había en ti. Y lo haces, ella se deja querer y te quiere.
Poco a poco pasan los días, y cada vez más inevitables las fuertes miradas, los besos de "amigo" y no quieres desaprovechar la ocasión y un día en los que quedas con ella, la besas sin pensarlo y con el corazón en la mano. Ella también te besa y queda avergonzada por lo ocurrido, sacando a la luz sus rojos mofletes y os vais con una sonrisa en la cara.

A partir de ahí, comienza el amor o lo que tú creías llamar amor. Todo es bonito y eres feliz por ello, vives los meses mas sonrientes de tu vida puesto que tu sueño, el que nunca creías posible, sí, se había hecho realidad.
Sueñas y a la vez sabes que es verdad. Esto hace que vivas una vida bonita, incluso perfecta. Todo esto no te lo esperabas y lo has acogido con gran ilusión y amor. Pero pasan los meses y las cosas se van complicando. Te empiezas a dar cuenta de que el amor no es todo tan perfecto como pensabas que era.

El amor es una mezcla de sensaciones, de emociones, de sentimientos, de besos, de lloros...
Todo es un constructo que ha creado nuestro corazón para que seamos felices y por ello, le debemos dar la razón al corazón. Es él quien nos debe guiar a cada paso, por muy oscuro y difícil que parezca.

No todo es perfecto, en el amor hay que sufrir porque solo él, sabe como llegar a hacerte feliz, sino no sería amor. Lucha por lo que quieres, y sí de verdad lo quieres, aguanta y soporta cualquier cosa, no te rindas, no abandones...