Caricias mudas

Esta noche, el viento ha sido el único capaz de romper el oscuro silencio. Ando con cuidado para no despertarte, cuelgo mi chaqueta en el perchero y me dispongo a acompañarte en la cama. Insisto, no quiero despertarte y evito encender la luz al entrar en la habitación, pero una tenue luz blanca, al parecer procedente de la luna llena, ilumina una esquina del cuarto, que alumbra la mesita de noche y tu carita dormida. Mientras que observo la escena me pregunto si realmente estarás dormida, puesto que tus ojos comenzaron a abrirse lentamente a la vez que me cuelo entre las mismas sábanas que compartimos cada noche.
Me acerco a tu oído y te pregunto lentamente "¿sigues dormida?" y de repente tu mano busca a mi mano y se encuentran bajo la cama, en ese mismo instante te vuelves para decirme "no, quería esperarte" y sonríes mientras tus labios reclaman unos de mis besos en mitad de la noche. Cuerpo con cuerpo, piel con piel, besos con besos, caricias mudas que callan al silencio y tu pelo, largo y suelto a merced de la almohada roza mis hombros. El reloj consume los minutos que pasan rápidos durante la madrugada, tú sin embargo muerdes mis labios y me abrazas fuerte, diciéndome sin hablar que quieres acostarte en mis brazos, yo acepto tu propuesta y lentamente te abrazo mientras te beso la mejilla. Caes dormida sobre mi regazo y yo decido verte de nuevo en mis sueños.
La noche muere en  nuestra ventana y me avisa para que abra los ojos antes que tú para ver cómo te despiertas mientras los primeros rayos de sol de la mañana acarician tu cuerpo.